- CREDA, junto con el IRTA, analiza los hábitos de consumo y el impacto del desperdicio alimentario en un trabajo encargado por el Departament d’Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació.
- El estudio muestra que cada catalán lanza 21,56 kg de comida al año, y el 74% son alimentos que no han llegado a cocinarse.
27 de junio de 2025
El Centre de Recerca en Economia i Desenvolupament Agroalimentari (CREDA), junto con el IRTA, ha publicado los resultados de la Diagnosis del desperdicio alimentario en los hogares catalanes en 2024, un trabajo que fue encargado por el Departament d’Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació y que analiza los hábitos de consumo y el impacto del derroche alimentario en el consumo doméstico de Cataluña.
Para llevar a cabo la diagnosis, el equipo de CREDA y el IRTA han diferenciado entre residuos alimentarios, que son aquellos alimentos que directamente se convierten en residuo (como las partes no comestibles), y desperdicio alimentario, que incluye todos aquellos alimentos destinados al consumo humano (en un estado apto para ser ingeridos o no), que se retiran y rechazan.
Así, el estudio cuenta con un total de siete objetivos principales: (2) cuantificar el desperdicio alimentario en los hogares; (2) identificar dónde se genera más desperdicio; (3) identificar los alimentos más derrochados; (4) conocer las causas que determinan el derroche; (5) conocer el comportamiento de consumidores y consumidoras en los hogares; (6) evaluar el impacto ambiental del desperdicio generado en los hogares; y (7) evaluar su impacto socioeconómico.
Un total de 456 hogares distribuidos por el territorio catalán conforman la muestra final, dividida por provincias con mayor representatividad poblacional en Barcelona (73%), seguida de Tarragona (13%), Girona (9%) y Lleida (5%). Además, todas las personas participantes son mayores de 18 años y responsables de la compra de alimentos dentro de los hogares.
Principales resultados observados
Según los datos recogidos en la diagnosis, durante el 2024 se han lanzado más de 173 miles de toneladas de alimentos, representando un desperdicio medio de 63,41 kg de alimentos por hogar. En cuanto a los alimentos, el estudio muestra que la pasta y el arroz son los más derrochados, con un 10,43% del total, seguidos de las legumbres, con un 10,35%.
Separando por alimentos cocinados y no cocinados, las ensaladas y los platos de pasta son los principales al ser arrojados, con un 12,5% y un 12,4%, respectivamente. Sin embargo, la fruta (22%) y la verdura (21%) son los alimentos más desperdiciados.
En relación con el impacto económico y social, el desperdicio alimentario supone una pérdida de 330 € al año por cada hogar, cifra que representa unos 112 € al año por habitante. Además, con la comida lanzada se podría alimentar a 274.948 personas durante todo un año.
Por su parte, con la cuantificación ambiental, el estudio ha podido estimar un impacto sobre el cambio climático de un total de 462.347.277 kg de CO2-eq emitidos para producir, distribuir y comercializar alimentos que han llegado a los hogares catalanes, pero que finalmente no se han consumido. Esta cifra equivale a las emisiones anuales de CO2 de aproximadamente 73.388 personas.
Después de un año de estudio, el diagnóstico concluye que cada catalán tira 21,56 kg de comida al año, de los cuales un 74% son alimentos no cocinados. Así, se muestra que una de las principales causas de derroche alimentario en los hogares son los hábitos de consumo de la población. Ante esta problemática, el Departament, junto con el CREDA y el IRTA están desarrollando una prueba piloto de intervenciones que se centra en proporcionar información, herramientas y consejos para consumidores y consumidoras para mejorar la conservación y aprovechamiento de los alimentos.